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Salva

Estaba nerviosa. El conducto regular en los aeropuertos poseen algo de complejidad. Tuve que obligatoriamente coger un vuelo, debido a mi prohibición de entrada a Nicaragua. Al llegar al aeropuerto de San Salvador sentí inmediatamente un clima cálido; las personas reían, incluso los policías, además de demostrar un alto grado de simpatía, eran muy amables y acogedores.Solamente me preguntaron dirección de hospedaje y nada más, me sellaron el pasaporte.

Me encantó la bienvenida a El Salvador.

Al salir del aeropuerto, tenía la idea fija de coger un autobús, ya que los taxis costaban hasta el centro, alrededor de 40 dólares. Era sábado y las micros, como le llaman circulan solamente hasta las 17:00. Eran las 16:58 cuando llegué a la calle donde debía cogerlo, no ha la una parada formal. Esperé, muy confiada, pasaron cinco minutos cuando se acercó un bus, pero no decía 138 como me habían dicho, así que no le hice caso y pasó de largo. Luego, al minuto pasó el 138 y el conductor me dijo que no iba al centro, que se dirigía a otra zona, pero, me propuso alcanzar al otro micro, así que comenzó mi aventura por las carreteras de San Salvador. Yo con mi gordita(mi mochila de 15 kilos) y mi otra pequeña mochila, siempre conmigo. Avanzábamos y veíamos a lo lejos el micro que me valía, yo confiando. Si no lo alcanzábamos debía pagar cerca de 49 dólares por un taxi. Y el micro costaba 0,61 centavos, ni un dólar! Hasta que llegó el momento, luego de avanzar aproximadamente unos tres minutos de camino entre bocinazos, pitazos y mi grito:eyyyy! Me bajé con mis mochilas raudamente y me subí al otro micro, en ese momento yo estaba muy feliz! Yo y mi gordita, sentada junto a mí, y me costó 1,20 dólares, porque pagué también por su asiento, así iríamos más tranquilas. Luego de media hora de viaje, el conductor se estacionó y nos comunicó que estaba sin frenos! Y que nos cambiáramos de micro, delante estaba esperando otro micro. Así que mucho movimiento hubo. Ya estabas llena de gente, así que traté de Irene hacia atrás para estar un poquito más cómoda y tampoco estorbar con mis bultos. Finamente viajé sentada en mi mochila ya que había un espacio.Luego me bajé donde todos lo hicieron.Se bajó una pareja muy amable y amorosa que me orientaron a donde yo iba y afortunadamente ellos iban en esa dirección, así que caminamos unos 20 minutos, para coger otro micro. Ellos a todo momento me daban relativa tranquilidad, a momentos también me entraba la desconfianza.

Pero finalmente llegué a a mi destino. Y pude descansar para luego conocer un poco la ciudad…..

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