Por la mañana, me recogió Andrea en la estación de autobuses, en la ciudad de Pachuca en el Estado de Hidalgo. Ella me alojó en su casa, junto a su familia. Era un poco alejada del centro, pero esos días me vinieron maravillosamente para descansar un poco. El primer día tomamos desayuno juntos en su casa, Andrea y sus padres; Toño y Ana. Me sentí desde un principio muy bien acogida.
Los días siguientes fuimos a pasear con sus padres y demás familia, a varios sitios. Era Semana Santa y se sumaba la reciente jubilación de ellos, así que la familia estaba organizada para reunirse y salir por ahí, y yo la infiltrada, me sentí muy bien, muy confortable con todos y todas. Se podía notar que son una familia muy unida y para ellos tiene un valor fundamental para sus vidas, es primordial para todo lo que realizan.
Con ellos probé el tequila, con la costumbre de Hidalgo, que se dice antes de beber: «Este es un Hidalgo, chingue de su madre si dejas algo», tocando el hombro de otra persona y la otra tocando el mío. Y al final hay que mostrar el.vasito vacío y darse y abrazo. Ese día limpié mi estómago con el calor del tequila jeje
Nos movimos en algunos restaurantes típicos y de muy buena calidad de la ciudad y pueblos que visitamos, yo estaba encantada conociendo de primera mano mexicana su cultura y costumbres. Uno de esos pueblos fue Real del Monte, un pueblo mágico. Un pueblo minero, con mucha historia. Ese día recuerdo haber probado el pulque, que es una bebida fermentada tradicional de México, cuyo origen es prehispánico y que se elabora a partir de la fermentación del mucílago, popularmente conocido en México como aguamiel del Agbar o maguey. Para mi paladar era algo muy diferente, pero me gustó. Conocí más comida típica, como son los pastes, que son salados y los que tienen relleno dulce se les llama empanadas, como en muchos países de Sudamérica y Centroamérica, están preparados con una fina y deliciosa masa.
Un día visitamos Los Prismas Basálticos, a media hora de Pachuca, en el pueblo mágico de Huasca. Es considerado una de las 13 maravillas naturales de México, se le conoce como un oasis energético. Son formaciones de roca con geometría hecha a la perfección, elaboradas por durante millones de años por los ríos, aunque también se dice que lava lo hizo. Me impresionó cuando llegué al lugar, la energía potente y la majestuosidad de esa gran obra de arte, que se puede apreciar todo su esplendor desde un puente colgante que atraviesa el sector. Me encantó.
No solamente la naturaleza tiene su encanto en México. La alegría y simpatía de las personas siempre estuvo a flor de piel, y la forma cercana de cada una, me hacían sentir y disfrutar más gratamente los momentos compartidos. La gente de México es un encanto. Viva México y sus gente!






