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Mi hospedaje en Kurdistán

Llegué tarde. Era la medianoche. Y yo transitaba en las calles de Erbil, en el norte de Irak. Afortunadamente, tenía reserva de un alojamiento, ya que era lo que más me preocupaba, donde pasaría especialmente, mi primera noche. Al momento de llegada al hotel, me informan que no existe tal reserva a mi nombre, ya que ellos no usan la aplicación Booking.com, que era la que yo había utilizado y por cierto, nunca me había traído problemas. En el hotel solo una persona hablaba inglés, pero no se encontraba en esos momentos y tuve que esperar a que llegara, como no había mayor claridad con la información. Solamente, yo entendía que yo no tenía donde dormir y me tenía que retirar de allí. Además, yo estaba cansadísima, se me cerraban los ojos de cansancio, por todo el stress vivido, principalmente, más las largas horas de viaje. Yo me rehusé a irme y eso lo dejé muy claro. Ya que había un hall con sofás y me instalé, cómodamente. Y me hice la idea de esperar lo que hiciera falta. Finalmente, pasada una hora, llegó el chico que hablaba un poco de inglés y así pude «negociar» las opciones que me ofrecían. La primera, era más alejada del centro, en un barrio de dudosa seguridad, que no acepté a quedarme. Hasta allí, me llevaron en vehículo, el dueño con el chico que hablaba inglés. La segunda opción, luego de regresar al mismo hotel que supuestamente yo tenía reserva, era quedarme allí en una habitación más cara, pero pagando el mismo precio de la reserva, que era mucho menos a lo que me querían cobrar por la habitación. Lo único que quería era ducharme y dormir. La habitación, tenía las sabanas sucias y se notaba que no habían hecho la limpieza. Bajé y les dije, y me cambiaron las sábanas. Al menos el baño estaba muy limpio.

A la mañana siguiente, salí y busqué otro hotel, fue difícil dar con alguno, pero hasta que encontré uno. Para mi fortuna, encontré otro y mucho mejor que el otro y de precio, muy bien también. Con el aire acondicionado funcionando, desayuno incluido y muchas botellas de agua fría en la nevera, que es un lujo, especialmente cuando regresaba de vuelta de haber salido a la calle, en donde la temperatura rondaba sobre los 43 grados, siempre.

La segunda habitación, resultó ser una habitación con dos camas, baño una sala y la nevera, muy espaciosa, así que estuve realmente cómoda.

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