Salí desde la estación de trenes de Liubliana con destino a Zagreb, Croacia. Ha sido uno de los trayectos más hermosos que he podido contemplar durante mi camino. Entre montañas y ríos, la naturaleza majestuosa me tenía hipnotizada con todo su esplendor y lo he podido vivir desde un tren, que es uno de los medios de transporte que más me encanta. Fueron alrededor de dos horas de disfrute máximo, yo no quería que acabase porque era un gran regalo que no me lo esperaba. Al llegar a la estación en Zagreb, seguí exactamente las instrucciones que me había compartido Nika, ella era una chica croata que hice contacto por medio de la aplicación de alojamientos gratuitos, Couchsurfing. Así que crucé desde la estación de trenes y fui a buscar el autobús que me llevaría a su casa. En un kiosko de revistas y periódicos compré un ticket para pagar el autobús. Salió todo muy bien, teniendo en cuenta la diferencia de idioma, porque el idioma oficial es el croata. Lo único diferente a lo planeado fue que la máquina lectora de billetes, dentro del bus, estaba estropeada así que mi boleto seguía intacto, por lo que me serviría para otra ocasión.
Llegué a la parada de autobuses que Nika me había explicado, incluso me habías enviado fotos, para no perderme, así que me sentía muy segura y tranquila durante mi camino a su casa. Y allí estaba ella, esperándome. Una mujer muy amorosa, de las que cuesta encontrar y de las que están cambiando el planeta. Yo era su primera alojada a través de la aplicación, me dijo que estaba un poco nerviosa, para que resultara todo muy bien en mi estadía, ella ayer que yo tuviera el mayor bienestar posible. Me compró especialmente comida, me preguntó que me gustaba para comer, preparó comida. Me dejó descansar y también compartimos muchas interesantes conversaciones. Al referirme que ella está cambiando el planeta lo decía porque todos los días recorre su barrio y visita a cerca de diez perros, que tienen sus respectivos dueños, para darles comida. Fue increíble ver a los bellos animalitos como demostraban que la quieren, reconocían su pasos o voz antes de llegar a sus antejardines y era toda una fiesta cuándo estaban frente a frente.Me ha impresionado.
Nika fue, también, una gran guía turística de la histórica Zagreb, además, hablaba español, por lo que eso la hizo muy feliz, ya que pudo practicar conmigo durante mi estadía. En la actualidad he sumado a mi vida una hermosa y buena amiga, que deseo pronto nos volvamos a encontrar, en algún lugar del mundo.
