Al caminar por las calles de Belgrado, me ha parecido impactante los edificios destruidos por los ataques de la OTAN ( Organización del Tratado del Atlántico Norte)que por cierto, fueron llevados a cabo sin autorización previa del Consejo de Seguridad de la ONU ( Organización de las Naciones Unidas) por lo que muchos los sectores consideran que los bombardeos constituyeron actos de crímenes de guerra. Éstos comenzaron el 24 de marzo y acabaron el 10 de junio del año 1999, dejando una estela de insondable dolor. Hubo a falta de alimentos, por lo que existió mucho sufrimiento añadido a las muertes y personas heridas, la población pasó mucha hambre por varios meses, especialmente los niños, esa información me la.confirmó una mujer que nos encontramos en un autobús, ella vivió en carne propia esos acontecimientos, que marcaron su vida para siempre.
Los años que han pasado no han borrado el horrible episodio que se vivió en aquella capital de Serbia, como en otras ciudades del dañado país. Esta campaña de bombardeos causó al menos 1.200 personas fallecidas, la mayoría civiles, incluyendo a recién nacidos, niños y niñas. Hasta la actualidad no se han podido confirmar cifras exactas, se cree que eran muchas más de las que se conocen públicamente.
Parecía que el tiempo se detuvo. Los edificios bombardeados, como el emblemático Ministerio de Defensa, describen claramente, la magnitud de la violencia que se ejerció de sobremanera con miles de toneladas de bombas.
Y no tan solo eso, sino que las reclamaciones de las familias y personas que desde su dolor, por lo lamentablemente vivido, repulsan todavía públicamente esos hechos sangrientos que marcaron al país por siempre, es impresionante.
No debieran existir este tipo de hechos, tan inhumanos, en donde los intereses egoístas de algunas pocas personas cambian el destino de la humanidad, injustamente.


