Entre uno y otro preparativo, estaba viajar a Chile, claro, desde allí iniciaría mi marcha. Antes de salir de Vitoria- Gasteiz, la ciudad que me cobijó durante cuatro años, de los 14 en el País Vasco, debía realizar algunos trámites importantes para luego no tener dificultades durante el transcurso de mi viaje. Agunos de ellos fueron: cerrar mi cuenta bancaria, obtención de documentos españoles, contratar seguro de viaje, cancelar plan de telefonía, hacerme un PCR de viaje, escribir a algunas posibles empresas colaboradoras por si me podían apoyar con algún equipamiento para mi travesía (que no me hicieron mucho caso, la mayoría no me ha contestado hasta ahora), también tuve que organizarme con mis pocas cosas que tenía, que consistían mayoritariamente en ropa, finalmente no dejé nada mío allí. Bueno, dejé mi cuadro de mi gran Tara Verde, que sé está en las mejores manos, que para mí es un gran tesoro.
Otro de los aspectos a considerar dentro de este proceso de transición a mi gran cambio de mi forma de vida, fue que estuve de mudanza en dos oportunidades, en poco más de un mes de diferencia, lo que me ayudó a filtrar y deshacerme de algunos objetos, siendo cada vez más ligero el equipaje que llevaba conmigo. Viví un importante ciclo de despedidas o «hasta luego» (prefiero llamarle así :)) que entre todas las amistades, conformaban mi gran colchón amoroso entre Vitoria y Bilbao, este incluía también a la persona que era mi pareja hasta hace algunos meses atrás, nada es casualidad. La decisión sobre mi separación fue un mes antes de saber que iba a dar la vuelta al Planeta, algo que a él le sorprendió mucho, ambas y grandes novedades.
Todo esto para mí fue un movimiento intelectual y emocional muy grande, muy potente. Pensaba en cada detalle; las vacunas obligatorias en Sudamérica, posibles visados, equipamiento necesario, conexiones con algunas agrupaciones de mujeres, reactivé mis redes sociales, que es todo un mundo, para mí lo más difícil es la exposición, mostrarme, pero existiendo una buena causa, ni me lo pienso. Por otro lado estaba mi libro: Lo que el mar despertó. Tenía que presentarlo en Chile, ya que solamente lo había presentado en el País Vasco y parte de España, así que tenía que pensar en eso también, cuándo y dónde iba a presentarlo, preparar mis maletas con libros para llevar a Chile, etc. También Se me ocurrió hacer una campaña de recaudación de fondos: Crowdfunding, lo que significaba incluir la realización de un vídeo, que una amiga me ofreció para grabarlo y editarlo. Me daba nervios exponer mi sueño y decirle a mundo que necesitaba de el como una parte para subsistir, pero finamente me atreví a hacerlo.
Lo bueno de todo esto que siempre hubo alguna solución para cada dificultad que se me presentó, por muy inviable que lo veía todo en cada difícil momento, siempre he confiado que está todo bien.
Estaba dejando atrás mi zona de confort, en Europa. Las últimas tres semanas antes de subirme al avión para viajar a Chile, dormí muy mal, con todo lo que escrito más arriba no es extraño, me acostaba temprano, pero me despertaba de madrugada y me quedaba despierta hasta que caía nuevamente la noche y así estuve, estaba preocupada, tenía vértigo, quería que saliera todo bien, que no me faltara nada antes de venirme a Chile. Incluso, me preguntaba ¿porqué no se me ocurrió ir y volver a China? quizás hubiese sido más fácil, pues no, yo quería nada más y nada menos que dar la vuelta al mundo, como si fuera poco.
En una ocasión, el fin de semana antes de subirme al avión no paraba de llorar, estaba muy emocionada, muy sensible, pensaba que si mi vida iba a ser caminar por diversos lugares del mundo por algún tiempo, por mucho o para siempre, no lo sabía, también me vino el no tener una pareja y pensé que en algún momento de mi vida querré estar con algún chico, pero ¿Quién va a querer algo con una «loca que anda con la mochila recorriendo por ahí»? y en esos momentos de angustia fue cuando se me vino a la mente el concepto estabilidad, y ¿estaré estable algún día? pues si, me dije a mi misma, porque mi estabilidad es diferente a otras, no es tener mi casa hipotecada o no, no es esperar a jubilar para ser feliz, u otras, la mía, al menos ahora, es sentirme feliz de la mano de la libertad viviendo en diversos lugares del planeta.