Mi plan era trasladarme desde Barcelona hasta Marsella. Fui en autobús. En esos momentos mis piernas estaban algo inflamadas por una alergia y yo, todavía sin visitar a algún médico. El día que me moví hasta Barcelona, para cruzar a Francia, me comuniqué con mi amigo Gaizka, que es terapeuta y trabaja con medicina natural, pensé que me podía ayudar. Me dio varios nombres de medicamentos naturales y me comentó también, que sabía a lo que se debía. El motivo había sido un mal momento que había pasado. Lo importante era eliminar la alergia. Me comentó que la homeopatía era más económica en Francia, que la cubría la seguridad social y que se usaba de manera más frecuente allí, así que esperé a cruzar la frontera para acudir a una farmacia. Al llegar a Marsella fue directo a una, para comenzar con mi tratamiento. Mis piernas estaban muy irritadas e inflamadas especialmente la zona de atrás de las rodillas. Me costaba caminar y el sol no era mi mejor aliado, ya que era pleno verano en Europa. Fui a urgencias de un hospital público, el que más cerca me quedaba. Cogí transporte local, con ayuda de algunas personas logré llegar. Eso que no hablo francés, pero me tocaron personas de muy buena voluntad durante esa parte de mi camino, así que todo fluyó de mejor manera y pude llegar a mi destino.
En el hospital, la enfermera que me atendió en recepción, me dijo:- tienes una urticaria severa-. Y al momento de hablar sobre mi seguro de salud, que en esos instantes era la Tarjeta Sanitaria Europea, no la aceptaron, así que no pude recibir atención médica. Pregunté en otro centro de salud y parecida fue la historia, me podían atender pero en este caso debía pagar 100 euros, que luego me lo regresarían en España, pero yo no iba a volver allí en un buen tiempo. Además era una cantidad de dinero que no tenía. Así que finalmente me quedé sin que me mirara un médico.
Yo continuaba con el tratamiento que me había dado Gaizka, pero en esos momentos la alergia estaba en aumento y muy aguda, así que mi cuerpo me pedía sanar de otra forma, más rápidamente. Ese día se no tenía algún hospedaje, así que me fui a un hotel muy especial de Marsella, el aeropuerto. Lo pasé muy mal. Apenas pude dormir, los ruidos eran muchos y el ardor de mis piernas era insoportable. En algún momento pensé que se me romperían por tanta inflamación, estaba asustada. Creí también que tenía algún problema en mis riñones o algo así, me pasé algunas buenas películas sobre mi estado. Lo único que quería era que me diagnosticaran y me dieran un fuerte tratamiento. Esa noche, se me hizo larguísima, los minutos pasaban lentamente y sentía que faltaba mucho para el amanecer. Cuándo eran las seis de la mañana, me sentí muy feliz, ya que pronto llegaría el momento de moverme a otra ciudad para intentar encontrar otro hospital que me pudiera dar atención médica. Me fui a Niza.
Al bajar o subir escaleras, que habían varias, fue una tortura, era demasiado intenso el dolor. Apenas podía apoyar mis pies en el suelo, ya que el peso de mi mochila, unos 16 kilogramos aproximadamente, afectaban mis pasos.
En Niza, para resumir, no recibí atención. Por lo que me vi obligada a cruzar a Italia antes de lo que pretendía.



