Luego de maravillarme por mi paso por Sofía, me fui en tren hasta la costa búlgara, la ciudad se llamaba Varna. Fue un viaje muy hermoso, la naturaleza una vez me regalaba el placer de verla, sentirla y disfrutarla. Las personas eran muy amigables, muy educadas y amantes de su cultura.
Tuve la fortuna de presenciar varios espectáculos al aire libre, era verano así que fueron estupendas jornadas para mí. Tanto en este país, como en parte de los Balcanes. Era un factor común en esta península: la belleza.Yo había transitado también por algunos de los 12 países que la componen, algunos en su totalidad como es el caso de Bosnia-Herzegovina y Bulgaria, y en parte, Eslovenia, Croacia y Serbia. Así que ha sido una gran fortuna para mí. Como todos los países que, afortunadamente, he pisado, pero siempre con impresionantes escenarios naturales. Y la gente, parece que va de mano con ese resplandor natural también son muy bellas personas, se nota que de buen corazón.
estoy convencida que las personas que han vivido dictaduras, guerras, ataques y conflictos de todo tipo, han renacido para amar con más fuerza, luego de vivir tanto dolor y sufre y los han transmitido a las nuevas generaciones. Me pude dar cuenta, también, que cuidan mucho el alimento, que fue muy escaso en otros tiempos. Por lo que no desperdician ni un solo bocado de comida.
Al recorrer es zona de Europa, no es posible olvidar las clases de historia, sobre las guerras de los Balcanes, que fueron dos conflictos bélicos ocurridos en el sureste de Europa entre 1912 y 1913. Así que me siento muy agradecida y me ha emocionado la visita a estos países que conforman parte de nuestra historia universal.










